Veo-veo un encuentro con mi próximo destino. Veo-veo Sydney,
una ciudad que se hizo parte de mí. Veo-veo sus recorridos, sus lugares. Y mi
ansiedad, mis ganas.
Veo-veo una “yo” distinta, y Sydney diciéndome “Te estaba
esperando, yo sabía que ibas a volver así”.
Siento que me está esperando, que va a recibirme como sólo
ella sabe hacerlo. Que siempre supo que iba a volver. Que nos vamos a mirar con
una mirada cómplice. Y que la de ella va a esconder orgullo, uno casi maternal.
Es que ella sabe que es responsable de esto, ella sabe que mi semilla viajera
empezó a ser regada allá. ¡Y floreció! Sabe que me cambió, que me marcó, que lo
que tenemos es especial.
Desde que me enteré que al final vamos a comenzar con
algunos poquitos días en Sydney soy un poco más feliz. Sí más, de lo que ya soy
empezando este viaje.
Y mientras espero desespero. Es que siempre la imagen fue
una sola: decidís que te vas... ¡y te vas!
Algo así como que tenés la mochila preparada, todo en orden, caes en la
oficina, mirás a tu jefe y le decís “me voy, me espera el mundo, la vida”. Y
salís, derecho al aeropuerto. Tu familia y tus amigos te despiden y te vas. Pero
no, yo decidí que me voy y hay 6 meses hasta el día que me subo al avión. ¿Es
que eso les pasó a todos? ¿Es que la idea que generé en la cabeza de tantas
personas que leí será demasiada idílica? No me extrañaría, después de todo, la
ansiedad se apodera de gran parte de mi mente, siempre. Y la verdad, poniéndolo
en palabras, suena un tanto extraña, demasiado fantasiosa.
Y pienso en ese encuentro, y en otros. En algunos que me dan
miedo, en otros que me dan incertidumbre. ¿Con qué me encontraré? ¿Podré hablar
con alguien cuando llegue o voy a ser un par de años muda para todo aquel que
no hable español? ¿Encontraré trabajo? ¿Encontraré nuevos amigos?
Y a su vez no quiero pensar nada. Quiero llegar y
encontrar-ME. En un entorno extraño, en un desafío, en un
camino nuevo. Y encontrar de mí aquello que, aún, no sé que existe, que todavía
no descubrí.
Tengo ansias, muchas. De empezar mi viaje con ese encuentro
y de empezar a vivir todos los encuentros que me esperan con él. Porque un
viaje está hecho de eso, de encuentros. Con destinos nuevos o conocidos, con
amigos nuevos y viejos, con culturas distintas o parecidas, con uno y con la
vida.
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que lindo!!!!!!! mucha suerte en ese viaje! y que te llene de encuentros
ResponderEliminar¡Holaaa! jajaja siempre me divierto cuando veo lo de las listas, tenemos que hacer el club de fans de listas.
ResponderEliminar¡Qué genial que es el momento pre-viaje! Que es un viaje en sí mismo y es un encuentro más que nada con vos misma. Me imagino que las ansias te deben estar matando, yo planeé mi viaje por más de diez años entre que finalmente se dio pero los últimos meses pasaron VOLANDO y cuando faltaba un día estuve al borde del infarto jaja así que cuidado, PASA RÁPIDO. Disfrutá este viaje de espera y encontrate con todo lo que tengas que encontrarte para viajar totalmente lista para los encuentros que te esperan del otro lado del globo.
Beso enormeeeeeeeeeeeeeeeee
Angie!