No hace falta decir que como todas mis entradas se refieren a un mismo tema, mis conversaciones también lo hacen. Pasa en el blog, pasa en la vida... (?).
En las conversaciones de éstas últimas semanas escuché opiniones de diferentes tipos. Muy diferentes. Que si, que no, que vas a ganar, que vas a perder, que es una estupidez (co pa dooo), que es algo ahora o nunca, que si no lo haces ahora no lo haces más, etc etc etc.
Las calificaciones recorren de valiente a necio como nada. Son opiniones, que aunque sean malas son siempre bienvenidas. Después de todo son personas para las que significas algo y que te transmiten lo que creen que es mejor.
Claro, cada uno tiene su visión de las cosas, su proyecto de vida, sus ganas, sus intereses, sus pasiones. Pero cada uno tiene también su generación, su contexto.
Las opiniones mas opuestas tratan acerca del proyecto de vida "tradicional" al que estamos bastante acostumbrados: escuela-facultad-trabajo-familia-casa.
Las bases sólidas son el título que te va a permitir defenderte, una herramienta fundamental. Con la que luego vas a hacer la experiencia. La experiencia es lo que te permite crecer, laboralmente hablando. Establecerte. Cuantos más años trabajes en un área, más experto serás sobre el tema. Mientras todo eso transcurre vas ahorrando, vas conociendo a tu furuto marido o marida y un día te casas, comprando una casa también. El primer bien, que también es herramienta. Es tu primer patrimonio.
Vas solidificando tus bases para enfrentar el futuro. Las malas y buenas épocas.
No critico esta forma. Coincido en que hay que ir haciéndose de herramientas. Vengo en ese camino. Estudié, me recibí, vengo haciendo experiencia laboral. La verdad es que me siento más segura al plantearme un viaje con un desenlace incierto con esas herramientas en mano, que si no las tuviese. Pero la verdad es que hay cosas que no entiendo.
¿Por qué la necesidad de siempre apuntar para el futuro? ¿Qué pasa con la vida que transcurre en el medio? Creo en que hay que sacrificar cosas para ganar otras. Pero cuestiono que haya que sacrificar la vida y el disfrute de ahora por no tener que rebúscarselas un poco más en el futuro.
Confío en crear bases, en crear herramientas. Pero no en perderse la vida o ciertas cosas de ella por estar un poco más sólidos en el futuro.
¿Y más sólidos en qué?
Quizás el conocer muchas culturas me da mas herramientas para enfrentar diferentes cosas. Me solidifica más. Creo más en el ingenio.
No estoy tratando de empezar un debate polémico de ideas. Entiendo lo que defienden. Entiendo la lógica, coincido en algunas partes más que en otras. Pero me siento diferente.
Yo quiero ganar desde otro lado, aunque eso implique un riesgo. Un riesgo de no encontrar trabajo cuando vuelva, de tener que empezar de más abajo de cuando me fui, de cumplir 35 y no tener una casa, de lo que sea. Yo creo, soy convencida y defiendo, de que hay muchas maneras de hacer las cosas. Si uno está dispuesto, se esfuerza, sacrifica un poco y la pelea, todo se consigue, todo se puede. Creo que hay que meterle más pasión a la vida. Creo que el trabajo no tienen que ser 9 horas odiadas de tu día, donde estes mirando cuanto falta para salir.
De nada difiero más que todo lo que hagas se haga por un beneficio económico.
¿Con qué mejor herramienta se puede contar, que saber que lo que te proponés, sos capaz de hacerlo? Hay que buscarse desafíos en la vida, proyectos propios.
No necesariamente tiene que ser un viaje o una forma "diferente" de vivir.
Pero no creo en esa mirada del sacrificio para llegar a una jubilación holgada. Creo más en el equilibrio.
Hace un tiempo había visto este video. Y todas estas conversación y opiniones me lo recordaron mucho.
Make it happen. =)
Creo que puede ayudar este cuento. Besitos y luego de que lo leas la seguimos. Particularmente creo que te puede servir el párrafo de lo "verdaderamente nuevo". te sugiero que lo leas. SE FELIZ ....esa es la única obligación que tenemos. y para serlo hay tantas formas como seres en esta tierra..... Te amo.Nora.
ResponderEliminarQué tal, López
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Un señor encuentra a un amigo y lo saluda, dándole la mano e inclinando un poco la cabeza.
Así es como cree que lo saluda, pero el saludo ya está inventado y este buen señor no hace más que calzar en el saludo.
Llueve. Un señor se refugia bajo una arcada. Casi nunca estos señores saben que acaban de resbalar por un tobogán prefabricado desde la primera lluvia y la primera arcada. Un húmedo tobogán de hojas marchitas.
Y los gestos del amor, ese dulce museo, esa galería de figuras de humo. Consuélese tu vanidad: la mano de Antonio buscó lo que busca tu mano, y ni aquélla ni la tuya buscaban nada que ya no hubiera sido encontrado desde la eternidad. Pero las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas.
Lo verdaderamente nuevo da miedo o maravilla. Estas dos sensaciones igualmente cerca del estómago acompañan siempre la presencia de Prometeo; el resto es la comodidad, lo que siempre sale más o menos bien; los verbos activos contienen el repertorio completo.
Hamlet no duda: busca la solución auténtica y no las puertas de la casa o los caminos ya hechos -por más atajos y encrucijadas que propongan. Quiere la tangente que triza el misterio, la quinta hoja del trébol. Entre sí y no, qué infinita rosa de los vientos. Los príncipes de Dinamarca, esos halcones que eligen morirse de hambre antes de comer carne muerta.
Cuando los zapatos aprietan, buena señal. Algo cambia ahí, algo que nos muestra, que sordamente nos pone, nos plantea. Por eso los monstruos son tan populares y los diarios se extasían con los terneros bicéfalos. ¡Qué oportunidades, qué esbozo de un gran salto hacia lo otro!
Ahí viene López.
-¿Qué tal, López?
-¿Qué tal, che?
Y así es como creen que se saludan.
Cortázar, Julio; Historias de Cronopios y de Famas, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1994
Make it happen. ¿Por qué no?
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