Babelia Heterogénea
Relatos, anécdotas, experiencias, expectativas, reflexiones, frustraciones, info útil y todo lo que un viaje tiene junto a su mochila incluso cuando aún es sólo es una idea.
viernes, 21 de febrero de 2014
Preparativos I: Los pasajes
Ando callada. Tengo el blog un poco abandonado. Y pensando en este post me di cuenta que todo tiene que ver con el viaje, pero de los preparativos no hablé nunca. Así que aprovechando que andamos de acá para allá haciendo cosas, voy a contarles cómo fuimos tachando cosas de la lista y en qué andamos ahora. Pero en cuotas, sisisi. Si les cuento todo de una los voy a hundir en aburrimiento.
Antes de terminar el 2013 teníamos buena parte de la lista completa: teníamos la visa working holiday de NZ otorgada, los pasajes comprados y el seguro médico contratado. Así que empecemos por ahí.
Los pasajes.
- Los pasajes los habíamos comprado antes de tener la visa. Encontramos una promoción que no podíamos dejar pasar y compramos los pasajes con una vuelta en tres semanas. Dijimos que de última, si ninguna visa nos salía, nos ibamos de vacaciones al otro lado del globo. Complicado iba a ser, porque además en el trabajo no tenemos tres semanas de vacaciones jajaja, pero preferimos ser optimistas y pensar que ibamos a poder aplicar.
La promoción era desde Santiago de Chile a Sydney (con escala en Auckland) o a Auckland y tenía la posibilidad de hacer stop over por un costo bajo, es decir de quedarte unos días en el lugar en el que hace escala.
Decidimos sacar con destino final Sydney, si nos salia la visa de NZ pedíamos el stop over y nos quedabamos ahí, si no nos salía ibamos a aplicar a la de australia, así que nos quedabamos en Sydney. No nos preocupaba el pasaje de vuelta ya que no lo ibamos a usar a menos que fuéramos de vacaciones. Pero lo sacamos con vuelta porque era más barato con la promoción ida y vuelta que ida solo. Además, la idea es estar más de un año afuera por lo que ni la posibilidad de dejarlo abierto ibamos a tener.
Los pasajes de Buenos Aires a Santiago de Chile los sacamos consiguiendo un voucher con los puntos de la tarjeta y así pagamos sólo una parte.
Finalmente, cuando salió la visa a NZ, quisimos sacar el stop over y oh problema! no era el costo que decía al principio, sino que había que sumarle una especie de cambio de pasaje. El cambio nos costaba más que los pasajes con la promoción, y así fue como dijimos "nos quedamos unos días en Sydney" (que pena! justo una ciudad que me encanta!! :p)
Viendo costos de las visas de Sydney, costos de los pasajes a Auckland y teniendo en cuenta que vamos con un presupuesto acotado, decidimos quedarnos sólo dos días de paso en la ciudad australiana.
-La búsqueda de los pasajes fue fundamentalmente por internet. Les recomiendo que entren a las páginas de las aerolineas que a veces tienen promociones. Que las busquen en facebook y les pongan me gusta. Incluso que chusmeen la página de las aerolineas de otro país. Nosotros sacamos los pasajes por Lan, pero la página de chile, porque vimos en facebook la promoción. Si no es exclusiva para residentes del país no van a tener problema. Siempre lean las condiciones por las dudas.
Otras páginas que usamos fue Despegar.com, Skyscanner.net, edreams.com, expedia.com.
Lo que personalmente me gusta mucho de Skyscanner es que te permite comparar el precio del vuelo en diferentes días.
¿Conocen alguna otra página para buscar vuelos? ¿Cuál usan normalmente?
sábado, 15 de febrero de 2014
Veo Veo #6: Montañas
Si tengo presente un dibujo de cuando era una peque es de montañas redondeadas, a lo lejos. Siempre fui al mar de vacaciones, pero dibujaba montañas.
Me inspiran las montañas, me pierdo mirándolas. Son un mundo en alturas. Al verlas cerca podemos respirar el aire puro que nos comparten. Son grandes, majestuosas. Son calma y son furia a la vez. Son misteriosas y guardan tantos, tantos secretos. Las montañas me generan respeto, porque uno al verlas o explorarlas se rinde a su voluntad.
Hace un par de años tuve la suerte de estar en una montaña muy particular. La recorrí, la caminé, la viví por cuatro días. Me fue develando pequeños secretos a lo largo de su camino, pequeños pero maravillosos secretos que había guardado por años, siglos incluso.
Me hizo sentir frío, calor, miedo, cansancio, alegría, paz. Me mostró y me dejó maravillada con las cosas que antepasados han creado y que nosotros tan poco hemos replicado. Me hizo cuestionar la evolución del conocimiento. Había cosas tan buenas hechas, ¿por qué no se siguieron aplicando tantas de esas cosas?.
Me sorprendió, me hizo sentir ínfima. Me regaló el cielo más hermoso que haya visto hasta ahora, repleto de estrellas que la iluminaban a ella y todas las demás montañas que aparecían alrededor.
Me desafió, me mostró que puede ser tan poderosa como ella quiera y me fue regalando sus secretos en pequeñas dosis.
Cuando estuve lista, cuando ella lo supo, me mostró su secreto mayor, el mejor guardado y más cuidado de todos: una ciudadela construida hace muchísimos años, hermosa, perfecta y deslumbrante. La fue desnudando de a poquito, corriendo en cámara lenta las nubes que la cubrían para que pudiera saborearla lentamente.
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En Twitter también podes seguir este juego, con el hasgtag #veoveo.
Para leer otros #Veo Veo:
Charlas y Caminatas // La Zapatilla // Cruzar la Puerta // Magia en el Camino // Un Mundo Pequeño // The Indie Trendy // Apuntes, Ideas, Imágenes // Planeta Tour // Caminomundos // Tentación Creativa // Aprendiendo a ser // Titín Round the World // The Irish Luck // Dale Viaja // Mi vida en una mochila
miércoles, 15 de enero de 2014
Veo Veo #5: Una canción
Cada vez que recuerdo esa situación, es como si estuviera viendo una película. Es como si me hubiese salido de mi misma y viera todo desde afuera. Fue una situación bizarra, perfecta pero bizarra en un buen sentido, sin duda.
Resulta que había comenzado un viaje con suerte dudosa (mínimo): la aerolínea canceló mi vuelo por condiciones climáticas (ojo, solo el mío, todos los demás aparentemente eran aviones superpoderosos (?) ) y yo tuve que salir 3 días después de lo planeado. Era mi primer viaje sola, al otro lado del mundo!!
Tuve que cambiar el vuelo siguiente a ese. Y para que el costo no se elevara tanto cambiando otros vuelos, renuncié a un destino donde sólo iba para tomar el siguiente vuelo. Así que me perdí de un lugar que me había tomado mucho tiempo elegir y al que había muy pocas chances de que volviera alguna vez, pasé todo el día de mi cumpleaños arriba de un avión con gente que hablaba idiomas bastante extraños (cuando había encastrado todo para que justo ESO no pase) y me comí una amargura gigante porque hasta que supe cuando salía pasaron muchas discusiones, peleas, desinformación, lavado de manos, etc. etc. etc.
En el segundo destino me esperaba mi amiga. Y ella también había sufrido las consecuencias de mis cambios. Me tuvo que esperar sola cuando se suponía que íbamos a estar las dos juntas, después de mucho tiempo, conociendo lugares increíbles.
Llegué la noche de 3 días después de lo previsto, la noche de mi cumpleaños. Y la llegada al hostel tampoco fue fácil. Me encontré con una cultura muy diferente, donde me costó bastante comunicarme, y donde me dieron la bienvenida varios embusteros locales.
Ya estaba en el baile, así que traté de que me afectara lo menos posible, de ponerle la mejor actitud. Y cuando llegué a destino, la actitud la pusieron por mí. Terminó siendo uno de mis mejores recuerdos.
Primero, el reencuentro ya sumaba por sí mismo. Extrañaba un montón a mi amiga y habíamos planeado mucho esa visita al final de su viaje, así que a pesar de todos los problemas iniciales, estar ahí finalmente ya había curado todo. Pero ella se encargó de sumar aún más: me había comprado una torta de mi dibujo favorito (oh sí, mi niña está muy (algunos utilizarían "demasiado") viva dentro de mí), y un regalo, muy significativo, también de ese personaje que había comprado en uno de los lugares que había visitado. Y todavía más: me invitó a cenar una comida típica del lugar. Así que aunque solo lo visité una noche, sentí que lo conocí al menos un poquito más.
Terminando de cenar, fuimos a caminar un poco para después volver al hostel. En un momento pregunté que había "ahí enfrente" y resultó ser la playa. Cruzando para verla, fue cuando pasó: me dí cuenta de dónde estaba, con quién estaba y lo bien que la estaba pasando a pesar de todos los problemas con los que había empezado. Me dí cuenta de que cumplía años por primera vez en mi vida con calor en una playa muy lejos de casa, que estaba con mi amiga a quien no veía hacía mucho, que me había animado a llegar hasta ahí sola y que lo había logrado, que estaba en un lugar en el que nunca antes había imagina que podía conocer...
Y mientras me daba cuenta, cuál baldazo de agua fría, de todo eso, a media cuadra una banda en un lugar para comer, empezó a tocar LA canción.
Era ESA que el mismo día que saqué pasaje apareció en una serie en la tele, que me tocó el alma, que cuando escuchaba viajando en el colectivo me imaginaba allá, lejos, conociendo el mundo entero, invencible; que escuché mientras no podía parar de llorar porque se había cancelado mi vuelo, que escuché en el avión muchas veces una vez que salí. Esa canción marcaba ese viaje, marcaba esa etapa, esa nueva yo que estaba naciendo. No podía ser casualidad, no, las casualidades no existen.
ESA canción, en ESE momento en el que me daba cuenta cuan feliz era de estar ahí, de vivir ese instante, esa experiencia. Era ESA canción diciéndome que estaba en el lugar correcto y en el momento correcto, que todo lo que había costado había sido por algo. Que valía la pena la desilusión y el miedo que me había causado el mal comienzo, que ya todo había pasado. Que disfrute.
Y es que eso hacen las canciones, ¿no? Nos marcan las etapas, los estados de ánimo, nos ayudan a llorar, nos hacen sentir los más poderosos, nos hacen desear tener la voz para cantarlas perfectamente, nos transmiten esperanza, nos hacen reflexionar, nos enamoran, nos ponen la piel de gallina, nos transportan siempre a momentos de la vida. Nos marcan y nos hablan como los libros, me es imposible no encontrarles el parecido. Nos hacen sentir alegría cuando a alguien le gusta la misma canción, nos hacen sentir que ya hay algo que nos conecta.
¿No les pasa acaso que cuando están con determinado ánimo van directo a una canción? ¿Que cuando piensan mucho en alguien o algo van a otra?
Este post es parte de un juego creativo que se llama "Veo Veo". Ese juego que jugábamos siendo chicos y que ahora es una excusa para conocer lugares y experiencias de todos los que participan. Se hace una vez por mes y los temas se eligen en el grupo Veo Veo de Facebook. Sumate!! Todos pueden participar.
En Twitter también podes seguir este juego, con el hasgtag #veoveo.
Para leer otros #Veo Veo:
Resulta que había comenzado un viaje con suerte dudosa (mínimo): la aerolínea canceló mi vuelo por condiciones climáticas (ojo, solo el mío, todos los demás aparentemente eran aviones superpoderosos (?) ) y yo tuve que salir 3 días después de lo planeado. Era mi primer viaje sola, al otro lado del mundo!!
Tuve que cambiar el vuelo siguiente a ese. Y para que el costo no se elevara tanto cambiando otros vuelos, renuncié a un destino donde sólo iba para tomar el siguiente vuelo. Así que me perdí de un lugar que me había tomado mucho tiempo elegir y al que había muy pocas chances de que volviera alguna vez, pasé todo el día de mi cumpleaños arriba de un avión con gente que hablaba idiomas bastante extraños (cuando había encastrado todo para que justo ESO no pase) y me comí una amargura gigante porque hasta que supe cuando salía pasaron muchas discusiones, peleas, desinformación, lavado de manos, etc. etc. etc.
En el segundo destino me esperaba mi amiga. Y ella también había sufrido las consecuencias de mis cambios. Me tuvo que esperar sola cuando se suponía que íbamos a estar las dos juntas, después de mucho tiempo, conociendo lugares increíbles.
Llegué la noche de 3 días después de lo previsto, la noche de mi cumpleaños. Y la llegada al hostel tampoco fue fácil. Me encontré con una cultura muy diferente, donde me costó bastante comunicarme, y donde me dieron la bienvenida varios embusteros locales.
Ya estaba en el baile, así que traté de que me afectara lo menos posible, de ponerle la mejor actitud. Y cuando llegué a destino, la actitud la pusieron por mí. Terminó siendo uno de mis mejores recuerdos.
Primero, el reencuentro ya sumaba por sí mismo. Extrañaba un montón a mi amiga y habíamos planeado mucho esa visita al final de su viaje, así que a pesar de todos los problemas iniciales, estar ahí finalmente ya había curado todo. Pero ella se encargó de sumar aún más: me había comprado una torta de mi dibujo favorito (oh sí, mi niña está muy (algunos utilizarían "demasiado") viva dentro de mí), y un regalo, muy significativo, también de ese personaje que había comprado en uno de los lugares que había visitado. Y todavía más: me invitó a cenar una comida típica del lugar. Así que aunque solo lo visité una noche, sentí que lo conocí al menos un poquito más.
Terminando de cenar, fuimos a caminar un poco para después volver al hostel. En un momento pregunté que había "ahí enfrente" y resultó ser la playa. Cruzando para verla, fue cuando pasó: me dí cuenta de dónde estaba, con quién estaba y lo bien que la estaba pasando a pesar de todos los problemas con los que había empezado. Me dí cuenta de que cumplía años por primera vez en mi vida con calor en una playa muy lejos de casa, que estaba con mi amiga a quien no veía hacía mucho, que me había animado a llegar hasta ahí sola y que lo había logrado, que estaba en un lugar en el que nunca antes había imagina que podía conocer...
Y mientras me daba cuenta, cuál baldazo de agua fría, de todo eso, a media cuadra una banda en un lugar para comer, empezó a tocar LA canción.
Era ESA que el mismo día que saqué pasaje apareció en una serie en la tele, que me tocó el alma, que cuando escuchaba viajando en el colectivo me imaginaba allá, lejos, conociendo el mundo entero, invencible; que escuché mientras no podía parar de llorar porque se había cancelado mi vuelo, que escuché en el avión muchas veces una vez que salí. Esa canción marcaba ese viaje, marcaba esa etapa, esa nueva yo que estaba naciendo. No podía ser casualidad, no, las casualidades no existen.
ESA canción, en ESE momento en el que me daba cuenta cuan feliz era de estar ahí, de vivir ese instante, esa experiencia. Era ESA canción diciéndome que estaba en el lugar correcto y en el momento correcto, que todo lo que había costado había sido por algo. Que valía la pena la desilusión y el miedo que me había causado el mal comienzo, que ya todo había pasado. Que disfrute.
Y es que eso hacen las canciones, ¿no? Nos marcan las etapas, los estados de ánimo, nos ayudan a llorar, nos hacen sentir los más poderosos, nos hacen desear tener la voz para cantarlas perfectamente, nos transmiten esperanza, nos hacen reflexionar, nos enamoran, nos ponen la piel de gallina, nos transportan siempre a momentos de la vida. Nos marcan y nos hablan como los libros, me es imposible no encontrarles el parecido. Nos hacen sentir alegría cuando a alguien le gusta la misma canción, nos hacen sentir que ya hay algo que nos conecta.
¿No les pasa acaso que cuando están con determinado ánimo van directo a una canción? ¿Que cuando piensan mucho en alguien o algo van a otra?
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